PATRICIO GUTIERREZ

“Pura música las 24 horas”, suele decir, con tono metálico. No da notas para mantener la magia radial, pero habló con Clarín sobre los secretos de un timbre único.

Puede lograr un timbre robótico, casi alienígena. Puede hacer que las palabras vibren distinto y salgan disparadas como por efecto de una caja de resonancia magnética. “Pura música las 24 horas”, repite y repite y no sabemos si su voz es real o producto de las máquinas, pero nos arrastra hasta los clásicos de los ’70, ’80, ’90. Detrás del tono neutro del locutor de las cortinas de FM Aspen hay un chileno misterioso, que no quiere que su imagen apague la magia.

Hijo de un actor y locutor que tenía su propio programa de poesía nocturno en la trasandina radio Condell, a sus diez años, después de ganar una pelota de fútbol en esa emisora, tuvo una “revelación” vocacional. “Entré a un estudio con piano, con micrófono cuadrado de RCA, me presentaron al aire y eso me marcó. ‘Tengo que vivir de esto, de transmitir mensajes con mi voz’, penséYa jugaba a presentar los temas de Michael Jackson en casa. Épocas de casetes, de grabar y regrabar mil veces el mismo”.

Luego de recibirse en la Escuela de Locutores de Chile, en 1990, ganó una beca francesa para estudiar actuación en su tierra junto a una compañía de París. Así se nutrió del método Jacques Lecoq, “la acción física por sobre la palabra, lo que viene desde el cuerpo”, que hoy implementa en sus locuciones.

Su “disco rígido” transporta el recuerdo de las voces argentinas con las que se dormía: “No sé quiénes eran, pero a la noche la AM traspasaba las montañas y era mágico ir entrando en el sueño transportándome a la Argentina. Soy un fanático de tu país, estoy casado con una argentina, así que en esta casa se come milanesas, se toma mate y se hace noni”.

DEMO PATRICIO GUTIERREZ